Barcelona: El contexto y el entorno

El Barcelona visita en mal momento al Bayer Leverkusen

El contexto y los elementos adyacentes previos que rodean a un partido de fútbol son importantes en la medida del resultado. Esto es así y así será mientras haya un balón en juego y millones de personas pendientes del “gordito”. Dicho esto, el Barcelona juega hoy un encuentro complicado en Leverkusen por tres motivos que a nadie se le escapan.

Nada que ganar, mucho que perder

El Bayer Leverkusen está mal y arrastra una inercia negativa en las últimas jornadas que ha instalado al equipo en un ambiente de cierta pesadumbre de cara a su inminente cruce con el Barça. Además, cuenta con cuatro lesiones de primer orden como son las del alemán de origen estadounidense Sidney Sam –un puñal por banda-, su capitán Michael Ballack y los suizos Tranquilo Barnetta, y Eren Derdiyok, si a eso se le une la teórica superioridad azulgrana sobre el papel, se coincidirá fácilmente en que si el Barça gana o empata hoy se venderá como un trámite asequible ante un rival menor, mientras que si por un casual pierde se precipitarán reacciones y críticas.

Fortín europeo y frío

El conjunto de la aspirina ha hecho de su Bay Arena un fortín en esta edición de la Champions League. En la fase de grupos tanto Genk, como Valencia como Chelsea mordieron el polvo y fueron incapaces de sacar un solo punto de la ribera oriental de río Rin. La afición teutona se vuelca en las noches europeas y el ambiente es digno de la mayor competición de clubes del planeta. El frío, al igual que en Pamplona, a buen seguro hará mella en los futbolistas, y es que se prevén temperaturas muy bajas a la hora del partido. La buena noticia para el Barça es que el césped no debiera sufrir las inclemencias meteorológicas merced a la calefacción de la que dispone el estadio, como la mayoría de campos de la Bundesliga.

Vuelve el entorno

El Barça viene de donde viene, de ganar 13 títulos de 16 posibles, cierto, pero también de un bagaje fuera de casa bastante discreto, de perder en Pamplona en el último partido disputado y de liquidar sus opciones reales para revalidar la consecución de la cuarta Liga consecutiva. Además, ese KO en Navarra motivo críticas –más o menos profundas y argumentadas- al once que alineó Guardiola y hacia algunos futbolistas desconectados en el Reyno de Navarra. En ese contexto complicado, Guardiola ayer en rueda de prensa, argumentó de forma clara y sensata que él conoce datos y maneja información sobre sus futbolistas que periodistas y aficionados no tienen, y que su poder no es otro que el de hacer las alineaciones, el cual ejerce de acuerdo a su leal saber y entender. Creo que nadie puede rebatirle eso. Los resultados están ahí.

Dicho esto, el ambiente está enrarecido en la Ciudad Condal. El entorno, ese ente con vida propia, es un ser difuso con personalidad variante, que en tiempos de bonanza hiberna para salir enfurecido al menor conato de fracaso. Cruyff lo conoce bien. Ese entorno se retroalimenta del carácter catalán, orgulloso en la victoria y pesimista ante el menor indicio de penalidad, aunque está no sea tal.

A Guardiola se le está esperando desde hace tiempo, ya no solo desde ciertos sectores de la prensa de Madrid, cuya animadversión hacia Pep es pública y notoria, siendo palpable las ganas locas que hay de verlo caer, y si es con pérdida de compostura de por medio, mejor que mejor. A Guardiola, por raro que pueda parecer, se le espera también en Barcelona, y es que existe un reducido pero animoso y beligerante grupo de periodistas catalanes que le quieren pasar factura -cuando los palos hagan acto de presencia, nunca antes- por ciertos desaires y desplantes de mayor o menor calado que el entrenador culé pudo tener hace más o menos tiempo y que solo los implicados conocen en profundidad y detalle.

Este es el contexto de la ida de unos octavos de final de la Champions en Alemania. El tener poco que ganar, el frío y el ambiente bullicioso, la presión a fallar y el entorno enrarecido no juegan, o al menos no debieran hacerlo. Son factores coyunturales de mayor o menor calado, que contextualizan el choque y sirven para firmar una previa más o menos acertada, pero al final, es en los pies de los jugadores donde reside el poder de dejar esos elementos previos en una simple anécdota.

El Barça es muy superior en términos futbolísticos al actual Bayer Leverkusen y si bien es lógico que la presión a fallar pueda estar presente, no es menos cierto que si el Barça consigue moverse en unos parámetros de partido donde el balón ruede, no dando pie a la desconcentración y no concediendo muchas jugadas a balón parado, el conjunto culé debiera salir hoy del Bay Arena con el billete a cuartos de final prácticamente en la mano.

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